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Neuroma de Morton

 

El neuroma de morton es una inflamación de un nervio de la planta del pie que aparece como resultado de una compresión mantenida o traumatismo directo sobre el nervio. Muy comúnmente se describen como tumores del nervio aunque no tienen absolutamente nada que ver con cáncer. Se presentan como una inflamación en el nervio que puede resultar en un daño permanente sobre el nervio. El sitio más común para la formación de neuromas en el pie es la zona metatarsal cerca de los dedos del pie.

La causa más común de aparición del neuroma en dicha zona es la compresión mantenida sobre el nervio. Esta compresión crónica puede deberse a la forma de andar, al uso de calzado anormalmente estrecho, o al uso de tacones elevados ejerciendo gran presión en el antepie, etc. Existe un nervio pequeño que pasa entre los espacios metatarsales y en la base de los dedos el nervio se divide dando ramas hacia los dedos correspondientes. Esta es la localización más típica donde el nervio se comprime y se inflama formando un neuroma. Los síntomas más comunes son la presencia de dolor quemante, adormecimiento de uno o de dos dedos y hormigueos. En ocasiones este dolor es más severo y se percibe como “descargas” eléctricas o pinchazos fuertísimos sobre esa zona del pie que obligan a descalzarse y masajear la zona para aliviar el dolor. Según el nervio crece de tamaño en ocasiones puede sentirse como una sensación de presión o de pisar un cuerpo extraño en el pie. El dolor es comúnmente intermitente y se agrava por cualquier condición que causa compresión sobre el nervio. Cuando el nervio engrosado está presente entre el 3º y el 4º dedo se le llama Neuroma de Morton. Esta es la localización más común para la formación de un neuroma. Otra zona muy común donde aparece el neuroma es entre el 2º y el 3º dedo. Los neuromas pueden aparecer en un pie únicamente o en los dos pies a la vez.

Otro motivo de formación de neuromas es la existencia de lesión o daño directo sobre el nervio. En este caso se llaman neuromas traumáticos. Ocasionalmente los neuromas pueden aparecer después de una cirugía en la que se ha lesionado el nervio.

 

neuroma de morton

 

Diagnóstico

El diagnóstico de los neuromas se realiza por medio del exámen físico del paciente y la identificación de los signos y síntomas. Existen otras condiciones que pueden tener síntomas similares a los del neuroma como son las fracturas de estrés de los metatarsianos, inflamación de los tendones en la planta del pie, artritis articular o lesiones nerviosas en el tobillo, rodilla, cadera o espalda. Ya que los nervios no se pueden ver en las radiografías normales, la radiografía tiene poco valor para el diagnóstico del neuroma. El especialista podólogo entrenado en el tratamiento de las alteraciones del pie puede mediante la exploración del paciente diagnosticar de forma consistente la presencia de un neuroma en el pie. Se pueden realizar estudios especiales como RMN (Resonancia Magnética Nuclear) o estudios de conducción nerviosa. No obstante, estos estudios son generalmente más caros y no siempre son capaces de detectar el neuroma en estadios iniciales y además tienen poca relevancia ya que no alteran el plan de tratamiento.
Tratamiento
El tratamiento del neuroma consiste en infiltraciones de corticoides, plantillas, destrucción química del nervio o cirugía. Las infiltraciones de corticoides se usan generalmente como una forma inicial de tratamiento y son útiles cuando se inyectan alrededor del nervio ya que ayudan a disminuir la inflamación alrededor del nervio aliviando presión sobre el mismo. Hasta 3 infiltraciones pueden dar un alivio del dolor de hasta 12 meses. A pesar de ello, las infiltraciones de corticoides no son un remedio definitivo del neuroma si la presión sobre el nervio se mantiene.
Para aliviar la presión sobre el nervio, pueden utilizarse plantillas hechas a medida que se denominan Ortesis Funcionales. Las Ortesis Funcionales son plantillas realizadas previo un riguroso estudio biomecánico y corrigen la función anormal del pie y este tratamiento puede combinarse con el uso de infiltraciones. Sin embargo, si existe un daño importante sobre el nervio, estos tratamientos tienden a fracasar a largo plazo.
En estos casos únicamente existen dos opciones que son la destrucción química del nervio por medio de infiltraciones con alcohol. Estas infiltraciones son diferentes a las realizadas con corticoides y tienen como objetivo producir un “secado” o “adelgazamiento” del nervio, lo que suele acabar con el problema compresivo del nervio. Finalmente si ninguna de estas opciones ha funcionado la última solución es la cirugía del nervio.